¡Se Gentrifica Tetuán!















Santiago Cirugeda / Todo por la praxis

Tras el periodo de urbanismo extensivo desordenado y especulativo que ha venido sufriendo la ciudad de Madrid materializado en forma de PAUS, nos encontramos frente a un nuevo fenómeno de transformación de la ciudad: los procesos de gentrificación urbana. La palabra gentrificación procede del inglés “gentry” y significa, literalmente, aburguesamiento o elitización. Este concepto viene a definir el proceso mediante el cual un barrio de renta media-baja, que ha sufrido una situación previa de abandono y degradación del patrimonio inmobiliario, vive un proceso de revalorización que implica por lo general la expulsión de sus habitantes tradicionales y su sustitución por habitantes de mayor nivel de renta. El proceso conlleva la sustitución de la población, de la tipología de viviendas y de las actividades comerciales y productivas. El móvil de este fenómeno es la ganancia especulativa obtenida a través del cambio sufrido en el valor del suelo, entre la fase de abandono de la zona y su posterior revalorización.

Un caso paradigmático de este fenómeno lo encontramos en el centro de la ciudad de Madrid, en el barrio Malasaña, en una zona que ha sido denominada por promotores e inmobiliarios como Triball (Triangulo Ballesta). Esta área de la ciudad, sometida a un abandono sistemático y a un deterioro del barrio por parte de la administración, ha sido escogida por un grupo inmobiliario para el desarrollo de un plan de explotación urbanística camuflado bajo un supuesto plan de recuperación o revitalización de un barrio. La estrategia de partida es la creación de un barrio marca Triball, con un perfil de negocio que tiene como referente el Soho londinense. En la práctica, este supuesto plan de recuperación urbana está provocando la expulsión del comercio tradicional y la sustitución por un comercio de élite. Aunque el fin último de esta operación conduce al monopolio del mercado inmobiliario de la zona y a la obtención de plusvalías de la revalorización de los inmuebles. Este proceso es un ejemplo de lo que hemos denominado “gentrificación planificada”, que son procesos a medio plazo que se realizan en tramas urbanas consolidadas, siendo muy comunes en cualquier ciudad media-grande del estado español.

Un proceso menos común es el que hemos denominado como “gentrificación programada, que utiliza el instrumento del Plan parcial de reforma interior mediante el sistema de ejecución por expropiación. La “gentrificación programada” tiene plazos de ejecución más cortos realizándose bajo el paraguas de un plan de rehabilitación del barrio o de planes parciales de reforma interior. El abandono o desvalorización previa del barrio es el preámbulo a este proceso. Un aspecto que facilita el desarrollo del proceso suele ser la existencia de una población envejecida o el predominio del alquiler sobre la propiedad (lo que facilita los desalojos masivos).

Un buen ejemplo de estas prácticas lo encontramos en el “Plan del Paseo de la Dirección en el barrio madrileño de Tetuán. En el proyecto se contempla la construcción de 1700 viviendas. Para ello, se expropiará a los habitantes y se les realojará a todos ellos en uno de los bloques que están proyectados. El barrio de Tetuán es un barrio de vivienda de baja densidad, con tipología de casas-patio, es un barrio de gran riqueza por su composición y diversidad social y económica y una buena parte de este barrio será arrasado amparándose en cuestiones de saneamiento urbano. Es cierto que en el barrio existen viviendas que no cumplen estándares mínimos de salubridad, pero la actuación planteada nos parece desproporcionada ya que creemos que la solución a estas cuestiones no es hacer tabula rasa y demolerlo todo.

Lo que nos lleva a pensar que más allá de la supuesta bien intencionada medida existan otros intereses. Hay que tener en cuenta que esta área, debido a la construcción de las famosas torres en la ciudad deportiva del Madrid, está codiciada también por intereses inmobiliarios. Por lo tanto, es más lógico pensar que el plan puesto en marcha está dirigido a satisfacer las demandas de este sector inmobiliario más que a paliar las demandas y carencias de este barrio.

La justificación de esta intervención pública que, en teoría, se dirige a mejorar las condiciones de vida de un barrio que se supone degradado, va a suponer como consecuencia última la gentrificación del sector. Parece obvio que esta intervención masiva no está dirigida a mejorar las condiciones de vida de sus pobladores, sino a la sustitución de éstos por otros de nivel social acorde con la nueva valorización de la zona. Además, pensamos, por otro lado, en el alto coste social, ambiental y económico de esta operación. Creemos que si existiese una verdadera voluntad de mejora del área se actuaría con un plan de rehabilitación de vivienda. También una actuación en esta misma dirección sería la recuperación y puesta en valor de las preexistencias, recuperando espacios abandonados y degradados para la incorporación de otros usos. Y, por supuesto, la mejora de las dotaciones y de los equipamientos del barrio que hasta el momento han sido abandonados por la Administración.



2 comentarios:

  1. no hombre no, qué equivocado estás..........como en el cabanyal, es una actuación en aras del bien común........lo que pasa es que huele a chamusquina fallera

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  2. Estoy totalmente de acuerdo, Expropiación =Especulación. Y el térmimo Gentrificación programada es el adecuado...

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