Santiago Cirugeda / Todo por la praxis
Tras el periodo de urbanismo extensivo desordenado y especulativo que ha venido sufriendo la ciudad de Madrid materializado en forma de PAUS, nos encontramos frente a un nuevo fenómeno de transformación de la ciudad: los procesos de gentrificación urbana. La palabra gentrificación procede del inglés “gentry” y significa, literalmente, aburguesamiento o elitización. Este concepto viene a definir el proceso mediante el cual un barrio de renta media-baja, que ha sufrido una situación previa de abandono y degradación del patrimonio inmobiliario, vive un proceso de revalorización que implica por lo general la expulsión de sus habitantes tradicionales y su sustitución por habitantes de mayor nivel de renta. El proceso conlleva la sustitución de la población, de la tipología de viviendas y de las actividades comerciales y productivas. El móvil de este fenómeno es la ganancia especulativa obtenida a través del cambio sufrido en el valor del suelo, entre la fase de abandono de la zona y su posterior revalorización.
Un caso paradigmático de este fenómeno lo encontramos en el centro de la ciudad de Madrid, en el barrio Malasaña, en una zona que ha sido denominada por promotores e inmobiliarios como Triball (Triangulo Ballesta). Esta área de la ciudad, sometida a un abandono sistemático y a un deterioro del barrio por parte de la
Un proceso menos común es el que hemos denominado como “gentrificación programada, que utiliza el instrumento del Plan parcial de reforma interior mediante el sistema de ejecución por expropiación. La “gentrificación programada” tiene plazos de ejecución más cortos realizándose bajo el paraguas de un plan de rehabilitación del barrio o de planes parciales de reforma interior. El abandono o desvalorización previa del barrio es el preámbulo a este proceso. Un aspecto que facilita el desarrollo del proceso suele ser la existencia de una población envejecida o el predominio del alquiler sobre la propiedad (lo que facilita los desalojos masivos).
Un buen ejemplo de estas prácticas lo encontramos en el “Plan del Paseo de
Lo que nos lleva a pensar que más allá de la supuesta bien intencionada medida existan otros intereses. Hay que tener en cuenta que esta área, debido a la construcción de las famosas torres en la ciudad deportiva del Madrid, está codiciada también por intereses inmobiliarios. Por lo tanto, es más lógico pensar que el plan puesto en marcha está dirigido a satisfacer las demandas de este sector inmobiliario más que a paliar las demandas y carencias de este barrio.
La justificación de esta intervención pública que, en teoría, se dirige a mejorar las condiciones de vida de un barrio que se supone degradado, va a suponer como consecuencia última la gentrificación del sector. Parece obvio que esta intervención masiva no está dirigida a mejorar las condiciones de vida de sus pobladores, sino a la sustitución de éstos por otros de nivel social acorde con la nueva valorización de la zona. Además, pensamos, por otro lado, en el alto coste social, ambiental y económico de esta operación. Creemos que si existiese una verdadera voluntad de mejora del área se actuaría con un plan de rehabilitación de vivienda. También una actuación en esta misma dirección sería la recuperación y puesta en valor de las preexistencias, recuperando espacios abandonados y degradados para la incorporación de otros usos. Y, por supuesto, la mejora de las dotaciones y de los equipamientos del barrio que hasta el momento han sido abandonados por
no hombre no, qué equivocado estás..........como en el cabanyal, es una actuación en aras del bien común........lo que pasa es que huele a chamusquina fallera
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, Expropiación =Especulación. Y el térmimo Gentrificación programada es el adecuado...
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